El efecto shedding, que viene del inglés “to shed” (perder o despojarse de) hace referencia a un fenómeno que se produce en algunos pacientes tras comenzar un tratamiento con minoxidil o con finasteride. Puede producirse incluso después de un injerto capilar o trasplante de pelo. No ocurre en todos los pacientes pero sí que es un efecto frecuente y normal.
Este efecto se produce cuando, por el inicio del tratamiento, se genera un desequilibrio adaptativo y transitorio en el ciclo normal de crecimiento del cabello.
Al inicio del tratamiento, tanto con minoxidil como con finasteride, los folículos pilosos frenan su actividad normal y se desprenden. De esta forma, los folículos que se encuentran en fase de caída del pelo o fase telógena se desprenderán simultáneamente para ser sustituidos por otros folículos de mayor grosor, que comenzarán su fase de crecimiento de pelo o fase anágena.
Esta renovación capilar simultánea hará que el paciente perciba una caída de pelo que puede llamarle la atención porque la considera incongruente con la situación, preguntándose: ¿Cómo es posible que se me caiga ahora más pelo si estoy en tratamiento?
Es una etapa totalmente normal, tanto en mujeres y hombres que inicien tratamiento con minoxidil como en hombres que lo inicien con finasteride, y que no significa que el tratamiento no esté siendo efectivo.
Sencillamente, es una fase inicial por la que en muchos casos se ha de pasar.
En el caso de pacientes bajo tratamiento con minoxidil este caída de pelo suele percibirse durante los 4 primeros meses y en pacientes bajo tratamiento con finasteride, puede notarse desde el inicio, remitiendo a las pocas semanas.
En cualquier caso, si notaras una caída de pelo tras el inicio del tratamiento, mantén la calma puesto que es algo perfectamente normal y coméntalo con nosotros durante tu próxima consulta de revisión, para poder verificar que, efectivamente, nos encontramos en el buen camino.